Lectores

El Clave bien temperado

Parte 6. El clave bien Temperado. Libro II. 23


Densa paz
—El clave bien temperado. Libro II—

Siento el manantial, un lago en calma,
una densa y palpable paz me inunda.
No me queda melancolía o angustia.
No tengo prisa.
Todo lo que había de suceder ha sucedido a tiempo.
Mi corazón cansado no está triste,
sólo espera con paz que llegue a su hora el último latido.
Llamo a la puerta azul de tus estancias,
noto con alegría tus pasos en tintineo acudiendo a mi súplica.
Y para siempre, estamos ya completos.
Y nada nos podrá separar nunca.
Y con más brío la luz de tu presencia iluminará mis ojos,
hasta hoy pupilas inservibles, ciegas.

ORLA

“Su espíritu estaba tan embebido, acaparado por su arte que, a veces yo tenía la sensación de que no nos veía, ni nos oía, como si no existiéramos, aunque nunca dejaba de tratarnos con bondad. Pasaba unos momentos horribles cuando le veía sentado en su sillón, rodeado por mí y por nuestros hijos, entregados a nuestras ocupaciones y sin embargo, presentía que estaba solo por encima de nosotros; junto a nosotros y, no obstante, solo, como abandonado. (…). Los grandes son siempre solitarios, por eso son grandes y están emparentados con el Altísimo.”

(“La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”).