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El Clave bien temperado

Parte 6. El clave bien Temperado. Libro II. 18


He despertado
—El clave bien temperado. Libro II—

He despertado hundido en tu caricia y la paz inunda todo cuanto veo: la breve luz me alumbra, el tenue roce del son asomado a los cristales del corazón, cadencia lenta de una melodía vegetal. Paz… Esperanza… Calma… Aquella fuente, a lo lejos, desgrana un canto elemental como la vida.
La madrugada es una hermosa casa construida de silencios, oquedades, ritmos lentos y un canto simple, elemental como la vida: una fuente, a lo lejos, desgranando su solitario canto de cristal…La fuente donde el hontanar nos mana y nos inunda, sé yo dónde nace. Por mucha sed que tenga, siempre en mitad del bosque —en un claro oculto tras la más frondosa umbría— el agua esparcirá su canto puro y libre, para saciar mi sed antigua y triste. 

ORLA

“Su espíritu estaba tan embebido, acaparado por su arte que, a veces yo tenía la sensación de que no nos veía, ni nos oía, como si no existiéramos, aunque nunca dejaba de tratarnos con bondad. Pasaba unos momentos horribles cuando le veía sentado en su sillón, rodeado por mí y por nuestros hijos, entregados a nuestras ocupaciones y sin embargo, presentía que estaba solo por encima de nosotros; junto a nosotros y, no obstante, solo, como abandonado. (…). Los grandes son siempre solitarios, por eso son grandes y están emparentados con el Altísimo.”

(“La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”).