Lectores

El Clave bien temperado

Parte 6. El clave bien Temperado. Libro II. 15


Limito con tu pasión callada
—El clave bien temperado. Libro II—

Al fondo de esta espera, limito con tu pasión callada
y mi deseo anhelante de sumergirme en tus entrañas.
Tengo noticia de tu paso, Amado:
me la envía la brisa de la tarde,
el viento de la noche me la envía,
me la envía aquel pájaro en su vuelo,
la liebre gris y rauda me la envía.
Y la noticia de tu paso, Amado,
es alegría, ebullición, belleza,
llama que arde, pasión que acrece.
Detengo mi mirada en sus destellos
y a su vera descubro tu tranco:
ya te percibo, pero te has marchado;
presiento tu presencia pronta, Amado,
y de repente, cual ladrón, te has ido.

ORLA

“Su espíritu estaba tan embebido, acaparado por su arte que, a veces yo tenía la sensación de que no nos veía, ni nos oía, como si no existiéramos, aunque nunca dejaba de tratarnos con bondad. Pasaba unos momentos horribles cuando le veía sentado en su sillón, rodeado por mí y por nuestros hijos, entregados a nuestras ocupaciones y sin embargo, presentía que estaba solo por encima de nosotros; junto a nosotros y, no obstante, solo, como abandonado. (…). Los grandes son siempre solitarios, por eso son grandes y están emparentados con el Altísimo.”

(“La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”).