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El Clave bien temperado

Parte 5. El clave bien Temperado. Libro I. 14


Mi piel huele a amanecer y a escarcha
—El clave bien Temperado. Libro I.—

Aquí estoy dispuesto en tu presencia,
firme el ánimo, despierta la esperanza,
descansada brizna de hierba renacida en el rocío.
Mi piel huele a amanecer y a escarcha
y anhela ser geografía descubierta por tus labios besos.
Tu ritmo, tranquilo como danza de estrellas, calma mi premura.
Percibo la luz de tus ojos sumergida en esencia de entrega.
Y aunque vislumbro la vieja lágrima otra vez al acecho,
rondando por el espacio donde deambulo,
es más preciso el campanilleo del hontanar que canta afuera,
con vocación de eternidad y vida…

ORLA

“Su espíritu estaba tan embebido, acaparado por su arte que, a veces yo tenía la sensación de que no nos veía, ni nos oía, como si no existiéramos, aunque nunca dejaba de tratarnos con bondad. Pasaba unos momentos horribles cuando le veía sentado en su sillón, rodeado por mí y por nuestros hijos, entregados a nuestras ocupaciones y sin embargo, presentía que estaba solo por encima de nosotros; junto a nosotros y, no obstante, solo, como abandonado. (…). Los grandes son siempre solitarios, por eso son grandes y están emparentados con el Altísimo.”

(“La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”).