Lectores

El Clave bien temperado

Parte 6. El clave bien Temperado. Libro II. 13


¡Tantas cosas me faltan…!
—El clave bien temperado. Libro II—

Sólo añoro el recuerdo de tu pelo en mis hombros,
recién peinado en luz de amanecida,
clara luz, luz nutricia.
Añoro la presencia de tu aliento
junto al mío en compases de silencio.
Añoro ser el cuenco de tus manos.
Tu ausencia duele más que las inquinas
que trenzan mis rivales.
Busca el latido de mi corazón
acompasar su ritmo a tu zancada:
falta tu calidez y tu ternura,
y tu emoción, y tu misericordia,
y tu justicia...
¡Tantas cosas me faltan…! 

ORLA

“Su espíritu estaba tan embebido, acaparado por su arte que, a veces yo tenía la sensación de que no nos veía, ni nos oía, como si no existiéramos, aunque nunca dejaba de tratarnos con bondad. Pasaba unos momentos horribles cuando le veía sentado en su sillón, rodeado por mí y por nuestros hijos, entregados a nuestras ocupaciones y sin embargo, presentía que estaba solo por encima de nosotros; junto a nosotros y, no obstante, solo, como abandonado. (…). Los grandes son siempre solitarios, por eso son grandes y están emparentados con el Altísimo.”

(“La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”).